José Zorrilla

El trovador

I.

 
De un elevado castillo
que Arlanza orgulloso baña,
un trovador elegante
en la puente se paraba.
En el rastrillo golpea
con el pomo de una daga,
y en los góticos salones
ronco el eco se propaga.
Un joven doncel, del fuerte
presentóse en la muralla,
y con semblante halagüeño
dijo en alta voz: «¿Quién llama?»
El Trovador que le ha oído
dirigióle aquesta fabla:
—«Si llegado es en buen hora,
un pacífico infanzón,
que envía a vuestra señora
don Rodrigo de Aragón».
Se alzó a este tiempo el rastrillo,
y en el patio tuvo entrada;
un paje tomó el corcel
por las riendas plateadas,
y el gallardo trovador
por los salones se entraba.
 

II.

 
Confuso ruido se oía
en la sala principal,
y el extranjero
hacia allí se dirigía
en continente marcial
muy altanero.
Hallóla toda ocupada
de galanes y de bellas
en gran festín;
doña Blanca de Moncada
se ve la primera entre ellas,
como la rosa
más orgullosa
en un jardín.
El día feliz memora
en que luz primera vió;
y a su lado
por eso, gentil señora,
tanta dama encantadora,
tanto héroe celebrado
hoy reunió.
 

III.

 
Entró do estaba el convite
gentil el recién venido;
hizo gracia
con el morado sombrero,
y atrevido
en denodado ademán
a doña Blanca se fué;
y después de haber pedido
su venia, ante ella galán
quedó en pie.
La dama se la otorgó
y así el trovador habló:
 

IV.

 
«Don Enrique mi señor,
el cuarto Enrique que es,
me manda donde me ves,
a mí, que soy trovador,
trovador aragonés.
 
Diz que hoy es vuestro natal,
y este monarca del mundo
quiere honrarlo como tal,
que el cuarto Enrique así val
como val Juan el segundo.
 
Y una trova te regala
que trova de amores es
y ninguna se la iguala;
por eso vine de gala,
trovador aragonés.»
 
—«Yo a tu señor agradezco,
—doña Blanca respondió—
de un amor que no merezco
esta prueba que me dió.
Y a estas damas placerá
y galanes que aquí ves
trova de amores
que cantará
trovador aragonés.»
 

V.

 
TROVA
 
Un día risueño
prepara la aurora.
¡Feliz la señora
del alto Muñón!
¡Oh, cuántas personas
se ven a su lado!
¡Cuánto señalado
valiente infanzón!
 
Un buho funesto
que cerca habitaba,
lejano graznaba.
¡Se le vido huir!
La blanca paloma
ocupa su nido;
su amante gemido
se acaba de oír.
 
Porque hoy es el día
de Blanca fermosa,
la más bella rosa
que tiene el jardín.
¡Trovas y alegría,
y largo festín!
Que nasce fermosa
la más bella rosa
que tiene el jardín.
 

VI.

 
Su dulce voz expiró,
y sus ecos repitieron
las bóvedas de Muñó.
 
Y en vano le pidieron
quedase en el castillo.
No pueden los caballeros
ni las damas alcanzallo,
que ha perdido su caballo
y mandó
que le alzaran el rastrillo;
dispidióse muy cortés
y díjoles al partir:
«Quedárame hasta mañana
y fuera de buena gana;
mas de Enrique mi señor
otra la voluntad es,
y yo soy su trovador,
trovador y aragonés.»
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