¿Qué te dice mi voz a la primera
luz auroral? “La muerte está vencida,
ya en todo se oye palpitar la vida,
ya el surco abierto la simiente espera”.
Y de la tarde en la hora postrimera:
“Descansa ya. La lumbre está encendida
en el hogar...” Y siempre te convida
mi acento a la oración en donde quiera.
Convoco a la plegaria a los vivientes,
plaño a los muertos con el triste y hondo
son de sollozo en que mi duelo explayo.
Y, al tremendo tronar de los torrentes
en pavorosa tempestad, respondo
con férrea voz que despedaza el rayo.