José Angel Buesa

Y soñó largamente su estatua

Frente al bloque de mármol.
Antes de dar el primer golpe, se detuvo cien veces.
Cuando empuñó el martillo se perfumó su mano.
Durante veinte años ardió en aquella nieve.
 
Nadie lo vió sonreír en veinte años.
En sus ojos morían extraños crepúsculos
Sus negros cabellos se quedaron blancos
Lo olvidó la mujer que no lo olvidaría
 
Hasta sus enemigos lo olvidaron.
Y, al fin surgió la estatua,
Mitad de ensueño y mitad de mármol
Y él miró largamente su obra, largamente
 
Resplandeciendo el sol como un milagro
Y murmuro feliz ."si es perfecta perfecta"
Y la aplastó de un martillazo
Porque ya para siempre perteneces al mar
 
Yo volveré algún día vivo o muerto
Pero ese día de cualquier manera
Será mi corazón como un desierto
Que repentinamente floreciera.
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