Hablar únicamente del nombre de una flor
o de la intervención sencilla
de la tierra y del agua y del sol en sus formas, tumba de Juana Borrero
pero mucho después de haber andado
por la margen izquierda del río Almendares,
después de haber entrado por la gran puerta
de la casa de Puentes Grandes,
ella radiante y fatigada y él con los ojos vueltos
hacia las blancas sábanas,
hacia el hueco en penumbras
donde caen los fruncidos de las telas,
donde ella se desnuda,
pues lo desnudo es siempre lo que canta,
porque la desnudez es el comienzo de la lluvia
y la lluvia es el único centro
brumoso y tumultuoso de estos amantes.
Oh proyecto insalvable y demasiado lógico
de empezar a gritar que él está enamorado,
sin que su boca joven contradiga a la Historia
ni al hechizo de este cuerpo desnudo
que invade cada noche lo sobrenatural.