Soy como ellos,
Nada más que eso.
Soy como todos,
Somos libres y a la vez presos.
Soy única,
Como cada uno lo es.
Soy diferente,
Como todos lo somos.
Somos lo mismo,
Pero no iguales.
Somos humanos,
Seres imperfectos.
La imperfección,
Ella es quien nos hace
Especiales, únicos e irremplazables.
Pero no se puede saber
Qué es la imperfección,
Sin conocer
de qué se trata la perfección.
Entonces, ¿ser perfectos es ser como
Se aspira a ser?
¿Se supone que se aspira a ser iguales a otros?
Pues entonces es imposible,
Porque por más que lo intentemos,
Nunca ser igual a otra persona está disponible.
Algunos pueden ser
más parecidos entre sí que con otros,
y tal vez aquellos otros sean
más parecidos entre sí que con los primeros.
Todos somos ni diferentes, ni iguales,
Y por eso somos lo mismo.
No existe el concepto de “diferente”
Si no existe el de “igual”.
Y en esta sociedad se encuentra en el olvido
La parte en la que cuestionamos
Los conceptos de aquellas palabras
Que tanto acostumbramos usar.
Todos somos especiales,
Porque somos simple
y complejamente únicos.
Pero ser “especial” o “único”
No es la contradicción de ser “lo mismo”.
La aceptación,
Ella es quien nos permite
Comprender, entender y darse cuenta.
Comprender que no soy nada del otro mundo,
Bastante me ha costado
Pero al fin y al cabo
Puedo decir que me he percatado
De que estoy en la misma que ellos,
En la misma que todos.
Y creo que gracias a aquella aceptación
Mi soledad vacía y desesperada
Comienza a desvanecerse
O a sentirse temporalmente acompañada.