#Españoles 1833 Asiáticas Poesías Poesías árabes
Clara noche en que vi confusamente mezclarse mi desdicha y mi ventura… noche de amor y noche de amargura siempre en mis ojos estarás presen… Veré continuar el oro refulgente
Hermosas hebras de ébano luciente sobre la nieve y rosas esparcidas, o con arte a los lados divididas, para dejar que luzca la alta frent… Ojos donde reside un fuego ardient…
Me dices que me adoras, embustera; así se halaga al juvenil deseo: di: te aborrezco; y te diré: lo cr… que al viejo no hay ninguno que lo…
Bajaba de las nubes desprendida una gota a la mar. Estremecida, ¡cuánta agua! —exclama—. ¡Qué exte… con esta enorme masa comparada. En tanto que ella con rubor se enc…
Sobre la negra tumba recostado está el anciano Young; contempla a… bajo la losa todo su contento, porque nada la Muerte le ha dejado… Con lágrimas su rostro está bañado…
Delicada muchacha, refulgente, de cuerpo enhiesto, pecho relevado… como líquida plata rebruñido, se aparta, y vuelve su apacible ro… mirando tiernamente, como suele
¿Hay estado que esté libre de la horrorosa tristeza? ¿A quién no roba la sangre de la mejilla la pena? Mi alma el vergel de esta vida
Cupido como niño se estremece del temeroso son del bronce herido y en las faldas de Venus escondido mientras dura la guerra no parece. Como el numen que el pecho me enar…
Aquí do silencioso corre el blando Guadiana cristalin… sin azotar ruidoso las piedras de camino, o encanecen de espuma la ribera.
Naciendo el llanto humedeció tus o… y reímos en torno de tu cuna. ¡Ojalá rías al perder tus luces, mereciendo te lloren en la tumba!
Con los rayos hermosos y mis amantes brazos forme Cupido lazos en tu boca de rosas, el Amor con excesos
¡Ah valle de Sehbal, absorto vist… cómo contra nosotros se agitaron varones y mujeres; y tú oíste cuántas injurias éstas abortaron! «Haced vuestra elección», dicen lo…
Llegó la rosa, amigos; vengan, vengan los juegos; esto mismo aconsejan los venerandos viejos. No hay tristeza ahora en nadie,
Vino, y festín sabroso, y el dulce retozar de la camella, que firme el suelo huella, a la que amo ansioso recuesta en lo interior del bosque…