Cuando estoy enojada parezco un Ceiba speciosa, soy pura espina. Y cuando me harto, no hablo, me explotan hasta las muelas,
Nunca me van a dar esos besos tan completos, sincronizados, que me dejaban indefensa, en un estado grave, sin voz, sin forma, y tan feliz que ahora con tan solo recordarlo se desvanecen...
Tengo el cenicero lleno y el corazón vacío, que me mata de frío al igual que los recuerdos, los adioses,