Chinito, sería feliz
con las cosas de tu país:
prenden farolitos,
comen con palitos,
tienen chata la nariz.
Quisiera ser mandarín
con bigotes de tallarín,
un vestido rico,
trenza y abanico
y chinelas de Pekín.
En la Pagoda del Dragón
me gustaría jugar ping-pong.
Oh, qué bonito sería poder
ser chinito como eres tú:
Tener mi chinita
de ojos de almendrita
y una casa de bambú.