Donde no estás
Hay un susurro en la tarde
que lleva tu forma,
un aire tibio que roza mi cuello
y no eres tú.
Te busco en el hueco del viento,
en la piel que ya no arde,
en la ceniza de un tacto
que alguna vez fue incendio.
No sé si fuiste un sueño
o si el sueño fue pensarte,
pero sigues ahí,
en la grieta de la memoria,
en el instante en que el sol
deja de ser luz
y solo es ocaso.
Eras la orilla a la que nunca llegué,
el filo de un nombre
que aún tiembla en mi boca
sin atreverse a salir.
Ahora, la ausencia es mi casa,
y cada sombra es un espejo
donde te reflejas sin volver.
