Nos encontramos cada vez más seguido.
Una vez fue casual.
La segunda, discutible.
La tercera, ya no.
Y cuando hablas de tu vida
lo haces como quien se está quedando
en un sitio
que no pidió,
pero al que ha aprendido a ponerle cortinas.
Y cuando yo te hablo de la mía,
me doy cuenta de que uso
la palabra “cansancio”
como si fuera
una forma de justificar
mi cobardía.