El anochecer de la emperatriz
Sumergidas mis lágrimas en esas lagunas de interior marchito y penumbrado, donde se juntan con sus hermanas.
Se extienden por los cimientos en forma de liana sin objetar, desconociendo ser hogar o tejido silvestre.
Arrasando con las plagas, sintiéndose impotente.
Hastiada del veneno, la sombra me hará escapar, por la noche la luna en mi ventana sola se va a posar y los rincones sombríos de esa casa nunca más me van a volver a tocar.