Pisando en el techo de mi remordimiento, mucho antes de hacerme el estúpido en todo el burdel, la Casa Teresita era mi visitada en cada pisada. No por conocer a Alondra García, sino porque la llamé Winny al compararla con una gata preñada con cuatro hijos.
Siempre he estudiado, y nunca me he cansado; a veces sí, pero en realidad no he querido detenerme. De las hormigas aprendí a tener amigos, ya que soy asocial, no obstante, también aprendí de ellas de que no con toda hormiga roja se debe recolectar.
La orgía del siglo fue con dos gays promiscuos quienes intentaron aprovecharse de mi libido, sin embargo, mi mánager, llamado conciencia, me dijo: Emil, detente, da media vuelta y bebe un baño de discernimiento. Y se murió una ex, llamada Donatela: una gordibuena muy intelectual. Empero, feneció de forma drástica, tenía Depresión Mayor, y ella era a penas un cabo de la marina, y dejó encendida su menstruación en la hoya de presión.
Alondra me pidió, me vio y me llamó con su mirada; mi amigo Erección me acompañó. Me bailó en el tubo, frente a todos; me bisbiseó, en inglés:
—I don’t understand why mankind thinks happiness starts with material things, because i’m a demon and i know for sure where deception started.
—¿Qué? No te escucho bien por la música.
—¡Ja, ja! Emil, parece ser un sentimiento humano que las personas deseen más lo que no albergan, que lo que poseen, y yo te tengo a ti, Emil.
La contemplé con sus manos en mis mejillas, mirándome fijamente, mientras suena un dembow detrás, y se avalancha encima mío para besuquearme. Le agarré el culo, tomé con mi brazo derecho la ampolla de Hennessy, y le prendí el pecho con mi cigarro. En fin, me pasaron tantas cosas esa noche que pasaron quince años, ella está muerta, yo sigo fumando y fornicando; mi padre muerto casi me dijo que llamara a mi madre, y la sangre se detenía en mi Sistema Nervioso. No ames a quienes te aman, odia a quienes te quieren. ¿Por qué? Porque la serotonina es fiel y estúpido su portador, dímelo a mí que aún la veo en las madrugadas escribiendo un buen libro, ya que ésta murió en el anonimato, y me entregó sus libros.