En sueños claros busco tu reflejo,
la luz que vive oculta en la distancia,
un eco eterno al borde del espejo,
la dulce voz que rompe mi templanza.
Tu ausencia hiere, mas no dejo el dejo
de amarte siempre con fiel perseverancia.
En sombras grises crece mi desvelo,
y aún te espero al borde de este cielo.
Por cada paso dejo un pensamiento,
por cada noche entrego mi latido,
escribo al viento este fiel juramento,
de amarte eterno, puro y sin sentido.
Si el tiempo es juez y dicta mi tormento,
yo alzo mi voz con el alma rendido.
Que el mundo caiga, que se apague el día,
en tu recuerdo hallo mi alegría.