Zarpaba con la brisa besando mis pesares,
las velas, como lirios, se abrían a los mares,
y el alba derramaba suspiros en cantares.
Y en la espuma cantaban, tejiendo sus albores,
sirenas que en su canto vertían sus amores,
meciendo mi destino con dulces resplandores.
y el viento, cómplice, mecía mis quimeras,
bordando en la espuma promesas pasajeras,
mientras la luna ardía sobre el mar en espera.
Las velas se hinchaban con hálito de amores,
susurraban secretos las brisas marineras,
y el eco de sus risas flotaba entre las flores.
Bailaban los reflejos en aguas hechiceras,
y en cada luz danzante, un sueño florecía,
como un susurro etéreo de diosas pasajeras.