Te fuiste lento, casi sin herida,
como el invierno deja su dolor,
sin un portazo, sin rastro de amor,
solo el silencio partiendo la vida.
No fue traición, ni culpa compartida,
fue el desgaste sin causa ni rumor,
el gesto leve, el frío sin calor,
la fe que cae, vencida y sin salida.
Perdí esperanzas como quien se viste
de soledad sin darse ni cuenta,
como quien ama y ya no resiste.
Y al fin quedó la espera ya sin cuenta,
tu sombra atrás, mi corazón tan triste,
y una verdad que a solas se lamenta.