Bajó el ángel del cielo, rompiendo la penumbra,
Y ante la Virgen pura su gloria refulgía;
Sus alas desplegadas la tímida luz alumbra,
Y en su rostro radiante la gracia de Dios lucia.
Con voz suave y serena le dijo: “Dios te salve,
Llena eres de gracia, el Señor es contigo;
Bendita tú entre todas las mujeres, y sálvete
El fruto de tu vientre, que será nuestro abrigo”
La Virgen, conmovida ante el divino anuncio,
Tembló, mas enseguida su corazón se entrega
Al designio del cielo, sin duda ni rechazo.
Y el ángel se elevó entre rayos de luz pura,
Dejando a la Elegida, en su humilde morada,
Meditando el misterio de tan alta ventura.