Entre brumas y cantos del alma,
se alza tu voz como un eco inmortal,
rosal de versos en campos de niebla,
llama encendida en el verde ancestral.
Fuiste la sombra que llora en los montes,
el río que canta secretos de amor,
fuiste la pena, la patria y el llanto,
la herida del pueblo, su rayo de sol.
Amapola roja de ardiente protesta,
lirio que sabe de fe y de dolor,
jazmín que exhala ternura y esencia,
violeta humilde de honda emoción.
Hoy te ofrecemos gardenias y rosas,
con margaritas del alba sutil,
para que sigas, eterna y serena,
floreciendo en Galicia, tierra sin fin.