En la penumbra de un día que se apaga,
las sombras danzan con suaves melodías,
recodos de un amor que no se olvida,
como un eco perdido en las horas vacías.
Las flores murmuran secretos al viento,
cada pétalo guarda un latido, un lamento,
y en el rincón del alma, la esperanza florece,
un refugio sutil donde el dolor se mece.
Las estrellas titilan, cómplices del sueño,
bajo su luz plateada, el tiempo es pequeño.
En la brisa que acaricia, se siente el abrigo,
un instante eterno, donde siempre te sigo.
El camino es incierto, pero el corazón sabe,
que en cada paso firme, el amor nunca acaba.
Y entre versos y suspiros perdidos,
te encuentro en la memoria, en los sueños vividos.