Estalla la paleta en mil colores,
un grito de la luz contra el sosiego;
el lienzo, cual volcán, desata el fuego,
y el ojo danza entre sus resplandores.
No hay reglas que aprisionen los albores,
ni sombras que se aferren al soslayo;
la forma es puro impulso, puro ensayo,
y el alma se desliza en sus fulgores.
Es fiera libertad que no se doma,
es vida desbordada, luz que arde,
y en su ardor el espíritu se asoma.
Quien mira, siente el mundo en otra parte,
donde la esencia vibra y se desploma,
y el arte es llamarada que comparte.