Exilio del Alma
En sombras va la luna por la brisa,
tejiendo con su luz un triste velo,
y el aire, como un eco de su anhelo,
susurra el nombre aquel que el alma avisa.
La noche, en su dolor, lenta agoniza,
pues lleva el dulce ardor de un sol en celo,
y yo, perdido en niebla y desconsuelo,
recuerdo aquel amor que ya se eclipsa.
Mas todo vuelve en honda lejanía,
los besos, las caricias y el delirio,
las horas de fugaz melancolía.
Y en este corazón, preso en martirio,
persiste, con su luz y su agonía,
el sueño que dejó su cruel exilio.
