Errar es de humanos, caída y fragor,
caminar sobre dudas, perder el sendero,
equivocarse en sueños, tropezar en anhelo,
y aprender que en el fallo hay un rastro de amor.
Amor por lo incierto, por el riesgo tomado,
por ser vulnerables, por ser tan reales,
con miedos y sombras, con huellas y males,
que a veces perdonan el paso quebrado.
Errar es caer, y en el barro, encontrarse,
con los trozos de uno mismo, dispersos y ciertos,
ver que somos los mismos, errantes, abiertos,
y en el polvo del suelo, volver a abrazarse.
Humanos erramos, con un ansia de cielo,
cargando las fallas, mirando hacia el sol,
pues en cada tropiezo hallamos consuelo,
y en cada error, crecemos y somos mejor.