Tu voz de rebelión fue luz ardiente,
escriba de los pobres y su guerra,
con versos sembraste en la áspera tierra
la llama de un pueblo que va al frente.
La Biblia en tu mano, fuego en la mente,
tallaste el amor con filo y con sierra,
y alzaste salmos como una bandera
contra el opresor cruel e indolente.
Poeta y profeta, fértil tu herencia,
tu canto es fusil, es grito y es vida,
un río de lucha, de fe y conciencia.
Y aunque el tirano nos quite la brida,
resuena tu verbo con resistencia,
sembrando justicia jamás vencida.