En la sombra del tiempo,
donde susurros se entrelazan,
las calles murmuran historias
que los pasos olvidaron.
Las luces parpadean,
como recuerdos lejanos,
y el viento, con su aliento,
acaricia rostros cansados.
Un niño juega en la plaza,
sus risas son ecos dorados,
mientras las hojas caen lentas,
susurrando secretos callados.
Amores perdidos,
en cartas nunca enviadas,
se deslizan entre las sombras,
como fantasmas de antaño.
Y así, en este instante,
donde el presente se detiene,
nos encontramos danzando
en el abrazo del ayer.