No siembres odio en tierra del vecino,
que el viento gira y vuelve con reproche,
y aquello que dejaste en cada noche
será tu propia sombra en el camino.
El daño que envenena tu destino
retorna como un lobo en su derroche,
y en la oscura quietud de medianoche,
hará que sufras tú lo que imagino.
Si das espinas, espinas cosecharás,
y si con fuego quemas cada huella,
pronto verás tu mundo arder detrás.
Mas si en tu paso dejas luz tan bella,
la vida, en eco fiel, te la dará:
lo bueno vuelve siempre, como estrella.