Su adiós fue de dolor, y se asemeja,
al susurro final del viento herido,
y su sombra difusa y silenciosa
se perdió en el olvido.
Su adiós fue de dolor, y deja huellas
como rastros de niebla en el camino;
y en su eco doliente y solitario
se ahoga mi destino.
Su adiós fue de dolor, y en él se pierden
las promesas marchitas del pasado;
y en su frío letargo inquebrantable
mis sueños han callado.
Su adiós fue de dolor, y me devuelve
a la senda fatal de la distancia;
donde quedan los versos sin pronunciarse
y mueren las palabras.
Su adiós fue de dolor, y me recuerda
las cenizas de un fuego consumido;
donde yacen los restos de una historia
que nunca tuvo olvido.