Cien Pecados de Amor
En el susurro de la noche callada,
cien pecados de amor se deslizan,
miradas robadas, promesas quebradas,
en cada latido, corazones se avisan.
Un beso furtivo, un roce sincero,
la risa compartida, el tiempo ligero.
Cien veces caí, y cada caída
me enseñó que amar es perder la medida.
En el fuego y la brisa, en la sombra y la luz,
cada pecado un recuerdo que seduce,
pero en cada adiós, en cada cruz,
hay belleza en el dolor que induce.
Amor, dulce y amargo, un juego eterno,
cien pecados que arden en mi pecho tierno.
Aunque el tiempo nos lleve, y todo se acabe,
en cada pecado, el amor siempre cabe.
——
Uno a uno los pecados se acumulan,
tentaciones que el corazón acuna.
Deseo ardiente, pasión desbocada,
anhelo insaciable, alma enredada.
Celos que devoran, mentiras que hieren,
promesas rotas, afectos que mueren.
Egoísmo ciego, orgullo que ciega,
debilidad que al abismo nos llega.
Cien pecados del amor que nos ciegan,
que las almas y los cuerpos someten.
Pero en medio de esa oscura tormenta,
late el amor, que todo lo sustenta.
Pues el amor es luz en la noche,
es perdón tras el mayor reproche.
Y aunque pequemos una y mil veces,
el amor nos redime cuando crece.
——
En el susurro de la noche clara,
cien pecados florecen en el alma.
Cada mirada, un fuego que arde,
cada caricia, un verso que embriaga.
Ríen los labios, se cruzan caminos,
en el silencio, se oyen destinos.
Un beso robado, un instante eterno,
cien pecados, un amor tierno.
En cada promesa, un eco profundo,
en cada latido, se detiene el mundo.
Así, entre sombras y luces brillantes,
se tejen historias, amores distantes.
