Canta la brisa con dulce ternura,
baila la ría con verde espesura.
Luz primorosa la tarde derrama,
sobre la tierra su oro desgrana,
viene del monte su aroma en rama,
tibia caricia que el pecho reclama.
Ruge la mar con su voz soñadora,
beso de espuma la playa enamora.
Notas que el viento en su danza murmura,
siguen el ritmo de ardiente quimera,
suena la gaita en la noche estrellada.