Octubre trae en su brisa rumores ligeros,
susurros de hojas que tiemblan al viento,
y flores que abren sus pétalos lentos,
como un secreto que nace en los cerros.
El sol se desliza sobre los prados,
dibujando luz en cada rincón,
y en el aire flota la suave canción
de los sueños que aún no han despertado.
Todo parece un instante fugaz,
un respiro breve de la eternidad,
que octubre entrega con leve esperanza.
Y entre sus días, de clara verdad,
quedan huellas de una danza,
breves como un eco que al viento se va.