¿Por qué no te atreves, amor cobarde,
a romper el silencio que nos separa?
¿Por qué callas la llama que te ampara
y dejas la duda que en sombras arde?
Mira cómo la noche se hace tarde,
cómo el tiempo a tu puerta ya dispara;
la vida es una luz que no repara
en quien teme soñar y nunca aguarde.
¿Qué te detiene? ¿Qué muro te contiene?
Si mi alma, en su herida, aún te espera,
si mi voz, aunque calla, nunca muere.
Atrévete, amor mío, aunque doliera,
que quien ama no teme y siempre hiere
más hondo el silencio que desespera.