Eres sombra furtiva que en mi mente se enreda,
como un río oculto bajo tierra y cristal,
un suspiro de invierno, profundo y abismal,
que en cada paso firme mi voluntad depreda.
Te miro en los espejos, y tu voz nunca queda,
como lobo en la noche que acecha sin final,
eres viento encendido, impulso visceral,
que en las horas más frías mi piel siempre enarbola.
Alter ego salvaje, reflejo en rebeldía,
eres llama y ceniza en mi pecho infiel,
como estrella que cae en lucha y osadía.
Al final somos uno, frontera compartida,
dos almas en un cuerpo, caballo y corcel,
que se buscan, se encuentran, y sangran por la vida.