1. Gozo y tortura que el Tártaro y el Cielo –uña de carne– desempeñan. Al sexo y su desorden milagroso, a su perfecto matrimonio;,

Tengo que agradecerte, Señor —de tal manera todopoderoso, que has logrado construir el más horrendo de los mundos–, tengo que agradecerte

Y el miedo es una cosa grande como… El miedo hace existir a la tarántu… la vuelve cosa digna de respeto, la embellece en su desgracia, rasura sus horrores.

Esto es falso, esto es bueno y aquello rubio cobre. Qué ciencia, hermanos, cómo saben todo eso. ¿No hay más azul, ni falso ni mage…

También la pobre puta sueña. La más infame y sucia y rota y necia y torpe, hinchada, renga y sorda puta, sueña.

El tigre real, el amo, el solo, el… de los carnívoros, espera, está herido y hambriento, tiene sed de carne, hambre de agua.

Al verterse en los charcos la apos… del que delgado está, pues disemin… sus reflejos, el agua femenina se hiela por guardar cada figura. El revés del cristal nos asegura

Revolución, tiendo la mano y a veces me la muerdes. Soy individualista, pero el mundo no es bello. Sólo el idiota, el loco y el canal…

1. Bajo el cielo tenebroso el rehilete se abre en el jardín. La fiesta del gorrión que danza, c… —se vuelve flor su trino, fruto su aleteo–,

No importa que sea falso: cuando tú quieras verme unos minut… vive conmigo para siempre. Cuando simplemente quieras hacer bien el amor

La prosa es bella —dicen los lectores—. La poesía es tediosa: no hay en ella argumento, ni sexo, ni aventura,

Óigame usted, bellísima, no soporto su amor. Míreme, observe de qué modo su amor daña y destruye. Si fuera usted un poco menos bella…

Los niños de las ciudades conocen bien el mar, mas no la tierra. La niña que no había visto, nunca, una vaca

¡Qué bajos cobres ha de haber tras esa aurífera corona! ¿Qué llagas verdes bajo las pulpas húmedas de su piel esmeralda!

La espalda de esta luz son esos sueños tuyos, amada, que duelen al soñarse y que hacen florecer las prímulas y azahares en tus flancos.