El reloj marcaba las 6:00 y cuarto,
unas lágrimas sobre la cama,
dieron inicio a este relato.
Unas cuantas infidelidades que busco justificar,
fueron varias botellas de licor,
qué consumí hasta embriagar,
perdí el control, y la atención,
distraído, ciego y sordo,
cometí el peor error.
Perdí en una noche mi esposa y mi familia,
le concedí a la tentación ser mi enemiga,
me doy golpes de cabeza, me siento abatido,
luego de haber ganado el partido de mi vida, hoy lo siento perdido.
Amargo es mi semblante
la sonrisa se ha disfrazado
los recuerdos me llevan a la aflicción
haciéndome sentir decepcionado
Pese a todo esto me acompaña un pensamiento positivo,
de continuar con mi vida aunque se convierta en un vacío.
Deseo viajar, navegar sin rumbo fijo,
que en la inmensidad del océano,
se sumerjan los errores,
y el lamento de haberte perdido.
Y allá en los mares del olvido,
recordaré siempre lo buena que fuiste
lloraré en soledad haber partido,
aunque sé que no habrá consolación.
Yace entre brumas mi navío
y el mar en su triste murmullo;
grita que mi amor al final fue bueno
pero sus errores lo condenaron.
La soledad me afecto a todos mis sentidos,
y de esa manera me pongo a temblar,
¡Triste y solo, voy temeroso como un niño!
qué solo busca consuelo y quiere amar.
Era un problema sentimental,
que fui solucionando gracias a la poesía, porque un poema con palabras agresivas pierde su esencia y su valor emocional.
Veo mi soledad reflejarse entre los espejos,
en mis ojos, un tono rojizo delata el sufrimiento.
Adiós memorable amor,
me marcharé para no volver;
encomiendo a ti mi dolor,
pero me llevo tu querer.
Adiós...