Premonición
Alguien exprimió un zumo
de fruta negra en mi alma:
Quedé amarga y sombría
como niebla y retama.
Nadie toque mi pan,
nadie beba mi agua...
Dejadme sola todos.
Presiento que una cosa ancha y obscura
y desolada viene sobre mí
como la noche sobre la llanura...
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Alfredo Jiménez G.
8yA pesar de su amable advertencia, motivada no como una pose de autosacrificio, sino por genuino amor a sus semejantes, muchos lectores conmovidos nos acercamos a contemplar su impresionante "Jardín" literario que hizo florecer con cuidado durante su extensa y fructífera vida. Vano esfuerzo el de esa mano anónima y siniestra que volcó jugo negro en su alma sin mácula. Pretendió aniquilarla o sumirla en el silencio, acaso por envidia de su luz abundante. Logró el efecto contrario, la Poeta Dulce María Loynaz sublimó su verso con ese ingrediente de amargura. ¿Que algo extenso y desolado se avecinaba sobre ella? Quizá haya sido un presagio similar al que perturbó a María dos Prazeres en aquel bello cuento de Gabriel García Márquez. A veces la corazonada de un evento afortunado tiene el peso de un mal augurio: Cinco años antes de su partida terrenal, Dulce María fue galardonada con el máximo premio que un autor en lengua castellana puede recibir, muy merecido por toda una existencia dedicada a labrar y cultivar su extraordinario vergel.