poesía japonesa
Suerte fue conocerte, buscaba amor de verdad, enlazar mi mano con otra, no sentirla vacía. Tengo tanta vida por darte
Muero de amor al verlo sonreír, el que daría media vida por verme feliz.
Enamorarse es fácil, te quedas enganchada de él sin darte cuenta. Empiezas a sentir que quieres en tu
Tienes la piel dorada como miel de colmena, bajo el cielo rojo y naranja, pareces una diosa griega. Cuando te vi, sin esperarlo
Todo duele, todo me asfixia, lágrimas rotas caen en pedazos sobre mi regazo. Toda por dentro
Yo he sido libre montando en bicicleta, sintiendo la brisa fresca del amanecer. Belleza de campos de amapolas,
En la cocina aroma a café fuerte, me seduce esta madrugada, se me escapan las miradas, para tocarte por dentro
Hay miradas insondables, caes en ellas y ya no puedes salir… Ahí me quedé en tus pupilas, llena de deseo y lascivia. Me sube una fiebre perversa,
Átame, hazme tuya, pellízcame y llévame al infierno del placer, pasea tus manos por toda mi piel.
No levanto cabeza, todo es tristeza, veo delante de mí un camino negro, donde mis pasos me llevan
Entre pasillos navega mi mente en un caos que emerge del volcán en plena erupción. Abro puertas infinitas, en el laberinto de Creta
Te conocí por casualidad tú sonrisa me enganchó y no llevaba cinco minutos a tu lado. Me mirabas como
Tomo té mirando la ventana, mientras la rutina me mata. No hay nada peor que ver que desde que te marchaste el mundo viaja,
cuando vuelvas ya no estaré me habré ido a algún lugar traspasando la frontera de la soledad.
El dolor de la ruptura de un amor, aún vivo y palpitante, te marca hasta las entrañas. Pero puedo vivir sin ti. Mi corazón salvaje,