Rubén Darío

Abrojo XI

Lloraba en mis brazos vestida de negro,
se oía el latido de su corazón,
cubríanle el cuello los rizos castaños
y toda temblaba de miedo y de amor.
 
¿Quién tuvo la culpa? La noche callada.
Ya iba a despedirme. Cuando dije «¡Adiós!»,
ella, sollozando, se abrazó a mi pecho
bajo aquel ramaje del almendro en flor.
 
Velaron las nubes la pálida luna...
Después, tristemente lloramos los dos.
Otras obras de Rubén Darío...



Arriba