Aquellos días que viviera antaño
iban despacio y caminaban lentos
y parecía cada mes un año,
igual que una semana unos momentos.
Ahora me sucede lo contrario
y el tiempo pasa y sin cesar galopa,
de modo que cualquier aniversario
me viene a sorprender a quemarropa.
¿Será el reloj tal vez que se adelanta
y corre desbocado como un potro?
El caso es que lo veo y me ataranta
y lo tendré que sustituir por otro.
Mentira me parece que un trebejo
sea capaz de hacerme aún más viejo.