Pensamos de manera muy constante
en la felicidad, pero no llega
y si lo hace muy poca nos entrega,
además de que dura un breve instante.
A veces nos enseña su semblante
que astutamente y por doquier despliega,
aunque al poco recoge y se repliega,
siguiendo su camino tan campante.
Se encuentra cerca, pero está distante
de nuestras ilusiones y navega
entre dos aguas, arrojando el guante
como queriendo disputar refriega,
y hacernos ver que va a salir triunfante
al tiempo que quisiera ser colega.
Camina de alfa a omega
haciéndolo con paso vacilante,
debido a que su espíritu es cambiante.