Cuánto tiempo perdido en tonterías
y cuánto llanto sin llorar vertido
que en el alma quedose y me ha seguido
la mayor parte de mis tristes días.
Tras de mí viene, utilizando vías
insólitas y estaba inadvertido
de que llegaba sin apenas ruido
y está viviendo en las entrañas mías.
Tengo que liberarme de su influjo
para hacer lo que nunca antes hiciera
y por desidia lo dejé de hacer;
cosas que me parecen ahora un lujo,
pero en aquel entonces no lo viera
o es que quizás no lo supiera ver.