Mis enemigos me preguntan: ¿por qué quieres
a esa joven extrañamente pálida?
No lleva flores en los cabellos, y la tristeza
parece reflejarse en su mirada...
Y yo he pensado, sin responderles:
sus ojos son tristes, no lleva rosas
a los cabellos atadas,
y cuando sus pies huellan apenas las cañas junto al río,
mi corazón queda herido como flauta.
Dejad que las otras acrecienten el día
con el áureo esplendor de sus espejos y de sus ajorcas.
Tú sola, y solo para mí, casi no eres
lumbre de estrellas que se reflejan en el agua.