TEMPESTAD
La luz perturbadora del relámpago
y la ruda amenaza de los truenos,
me conducen de prisa a la caverna
cabalgando en las ancas de tu miedo;
vuelven entonces a nacer las ansias
de ser mejor, para poder salvarte:
tener múltiples flechas en las manos,
que espante al enemigo asustador.
Soy laertidas con aljaba y arco
que a Ítaca regresa vengador.
Recuesta tu cabeza en mi ancho pecho
y deja que el enojo de los rayos
quiebre sus anatemas en el cielo;
que no permitiré que te mancillen,
ni asusten las potrancas alazanas
en los cañaduzales de tus ojos.! Cálmate, que si se hace necesario
provoco en el Olimpo otra revuelta
y arrebato al Tonante su fulgor! .