Más allá de la fusión de dos términos, mi propósito actual es el examen de tres curiosas líneas.
La primera es el verso 13 del canto I del Purgatorio: «Dolce color d’oriental zaffiro»2.Buti declara que el zafiro es una piedra preciosa de color entre celeste y azul, muy deleitable a la vista y que el zafiro oriental es una variedad que se encuentra en Media.
Dante, en el verso precitado, sugiere el color del Oriente por un zafiro en cuyo nombre está el Oriente. Insinúa así un juego recíproco que bien puede ser infinito3. En las Hebrew Melodies (1815), de Byron, he descubierto un artificio análogo: «She walks in beauty, like the night.» Camina en esplendor, como la noche; para aceptar este verso, el lector debe imaginar a una mujer alta y morena que camina como la Noche, que es a su vez una mujer alta y morena, y así hasta el infinito4. El tercer ejemplo es de Robert Browning. Lo incluye la dedicatoria del vasto poema dramático {The Ring and the Book}} (1868): «O lyric Love, half angel and half bird...»El poeta dice de Elizabeth Barrett, que ha muerto, que es mitad ángel y mitad pájaro, pero el ángel ya es mitad pájaro, y se propone así una subdivisión, que puede ser interminable.
No sé si puedo incluir en esta antología casual el discutido verso de Milton (Paradise Lost, IV, 323): «...the fairest of her daughters, Eve.» La más hermosa de sus hijas, Eva; para la razón, el verso es absurdo; para la imaginación, tal vez no lo sea.Notas
[1] «me hacía volver donde el sol calla».
[2] «Dulce color de oriental zafiro».
[3] Leemos en la estrofa inicial de las Soledades de Góngora:
Era del año la estación florida
en que el mentido robador de Europa,
media luna las armas de su frente
y el Sol todos los rayos de su pelo
luciente honor del cielo,
en campo de zafiros pasce estrellas;
[4] Baudelaire ha escrito en Recueillement: «Entends, ma chère, entends, la douce Nuit qui marche».
(El silencioso andar de la noche no debería oírse).