#EscritoresArgentinos #PremioCervantes #SigloXX #1964 #ElOtroElMismo
A veces me pregunto qué razones Me mueven a estudiar sin esperanza De precisión, mientras mi noche av… La lengua de los ásperos sajones. Gastada por los años la memoria
No arriesgue el mármol temerario gárrulas transgresiones al todopod… enumerando con prolijidad el nombre, la opinión, los acontec… Tanto abalorio bien adjudicado est…
Las naves de alto bordo, las azule… espadas que partieron de Noruega, de tu Noruega y depredaron mares y dejaron al tiempo y a sus días los epitafios de las piedras rúnic…
Yo anhelo un arte que traduzca la emoción desnuda, depurada de los adicionales datos que la preceden. Un arte que rehuya lo dérmico, lo metafísico y los últimos planos egocéntricos y mo...
Yo hubiera querido ser andaluz. L…
Que un hombre del suburbio de Buenos Aires, que un triste compadrito sin más virtud que la infatuación del coraje, se interne en los desiertos ecuestres de la frontera del Brasil y lleg...
El poniente de pie como un Arcáng… tiranizó el camino. La soledad poblada como un sueño se ha remansado alrededor del pueb… Los cencerros recogen la tristeza
Nadie rebaje a lágrima o reproche esta declaración de la maestría de Dios, que con magnífica ironía me dio a la vez los libros y la no… De esta ciudad de libros hizo dueñ…
Me acuerdo, fue en Balvanera, en una noche lejana, que alguien dejó caer el nombre de un tal Jacinto Chiclana. Algo se dijo también
Sólo una cosa no hay. Es el olvid… Dios, que salva el metal, salva la… y cifra en su profética memoria las lunas que serán y las que han… Ya todo está. Los miles de reflej…
Como todos los hombres de Babilonia, he sido procónsul; como todos, esclavo; también he conocido la omnipotencia, el oprobio, las cárceles. Miren: a mi mano derecha le falta el índice. ...
Tú quisiste morir enteramente, la carne y la gran alma. Tú quisis… entrar en la otra sombra sin la tr… plegaria del medroso y del dolient… Te hemos visto morir con el tranqu…
¿En qué noche secreta de Inglater… O del constante Rhin incalculable… Perdida entre las noches de mis no… A mi ignorante oído habrá llegado Tu voz cargada de mitologías,
Afuera hay un ocaso, alhaja oscura engastada en el tiempo, y una honda ciudad ciega de hombres que no te vieron. La tarde calla o canta.
Caminas por el campo de Castilla y casi no lo ves. Un intrincado versículo de Juan es tu cuidado y apenas reparaste en la amarilla puesta del sol. La vaga luz delira
