Recogido por Esteban Peicovich en su libro "Borges, el palabrista"
#Argentinos #PremioCervantes #SigloXX
Una espada, una espada de hierro forjado en el… una espada con runas que nadie podrá desoír ni descifra… Una espada que los poetas
¿Dónde está la memoria de los días que fueron tuyos en la tierra, y t… dicha y dolor y fueron para ti el… El río numerable de los años los ha perdido; eres una palabra e…
Iba y venía, delicado y fatal, cargado de infinita energía, del otro lado de los firmes barrotes y todos lo mirábamos. Era el tigre de esa mañana, en Palermo, y el tigre del Oriente y e...
Los años le han dejado unas palabras en guaraní, que sabe usar cuando la ocasión lo requiere, pero que no podría traducir sin algún trabajo. Los otros soldados lo aceptan, pero algunos ...
Escribir un poema es ensayar una magia menor. El instrumento de esa magia, el lenguaje, es asaz misterioso. Nada sabemos de su origen. Sólo sabemos que se ramifica en idiomas y que cada...
¡Cuántas cosas hermosas! Los conf… de la aurora del Ganges, la secret… alondra de la noche de Julieta. El pasado está hecho de jardines. Los amantes, las naves, la curiosa
No he recobrado tu cercanía, mi pa… Lo más lejano del firmamento las d… Se han desprendido de las altas co… Vienen del patio donde el aljibe e… Vienen del creciente jardín cuya i…
Amamos lo que no conocemos, lo ya… El barrio que fue las orillas. Los antiguos, que ya no pueden def… porque son mito y esplendor. Los seis volúmenes de Schopenhaue…
Más vil que un lupanar la carnicería rubrica como una afr… Sobre el dintel una ciega cabeza de vaca preside el aquelarre
María Kodama lo descubrió. Pese a… Lo miro. Siento que es una parte… Lo miro. Pienso en aquel Chiang… Lo miro. Pienso en el artesano qu… No sé si vive aún o si ha muerto.
La función poética –ese vehemente y solitario ejercicio de combinar palabras que alarmen de aventura a quienes las oigan– padece misteriosas interrupciones, lúgubres y arbitrarios eclip...
El hilo que la mano de Ariadna dejó en la mano de Teseo (en la otra estaba la espada) para que éste se ahondara en el laberinto y descubriera el centro, el hombre con cabeza de toro o, ...
Los católicos son muy susceptibles…
Abel y Caín se encontraron después de la muerte de Abel. Caminaban por el desierto y se reconocieron desde lejos, porque los dos eran muy altos. Los hermanos se sentaron en la tierra, h...
Un hombre que cultiva su jardín, c… El que agradece que en la tierra h… El que descubre con placer una eti… Dos empleados que en un café del… El ceramista que premedita un colo…