Toda lectura implica una colaboración y casi una complicidad. En el Fausto, debemos admitir que un gaucho pueda seguir el argumento de una ópera cantada en un idioma que no conoce; en e...
Traiga cuentos la guitarra de cuando el fierro brillaba, cuentos de truco y de taba, de cuadreras y de copas, cuentos de la Costa Brava
Según su costumbre, el sol brilla y muere, muere y brilla y en el patio, como ayer, hay una luna amarilla, pero el tiempo, que no ceja,
Me acuerdo, fue en Balvanera, en una noche lejana, que alguien dejó caer el nombre de un tal Jacinto Chiclana. Algo se dijo también
Venga un rasgueo y ahora, con el permiso de ustedes, le estoy cantando, señores, a don Nicanor Paredes. No lo vi rígido y muerto
Allá por el Maldonado, que hoy corre escondido y ciego, allá por el barrio gris que cantó el pobre Carriego, tras una puerta entornada
A un compadrito le canto que era el patrón y el ornato de las casas menos santas del barrio de Triunvirato. Atildado en el vestir
Alta la voz y animosa como si cantara flor, hoy, caballeros, le canto a la gente de color. Marfil negro los llamaban
Milonga que este porteño dedica a los orientales, agradeciendo memorias de tardes y de ceibales. El sabor de lo oriental
Alguien ya contó los días, Alguien ya sabe la hora, Alguien para Quien no hay ni premuras ni demora. Albornoz pasa silbando
Manuel Flores va a morir. Eso es moneda corriente; morir es una costumbre que sabe tener la gente. Y sin embargo me duele
Servando Cardoso el nombre y Ño Calandria el apodo; no lo sabrán olvidar los años, que olvidan todo. No era un científico de esos