Bernardo López García

Al asesino de Abrahán Lincoln

SONETO

 
     De asombro y de dolor el alma llena,
severa juzga al que en el mal camina;
al bárbaro Nerón en la colina,
juez sin piedad la humanidad condena;
 
     Lucrecia que el pudor desencadena;
Calígula, Tiberio, Mesalina,
cuantos hollaron la verdad divina,
afrenta son de la mundana escena.
 
     Pero al llegar a Boot, los corazones
se estremecen y tiemblan; agitados
tiran la sonda, miden las pasiones,
 
     y solo aprenden de dolor prensados,
que han de estar los Tiberios y Nerones
de tan vil criminal avergonzados.
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