Enrique Banchs

La urna: 63

Antes, sin conocer la delicada
felicidad de mi dolor, decía:
¡Dios quiera que se acerque pronto el día
que esté de olvido el alma traspasada!
 
Hoy, pensando en aquella fantasía,
me parece que fue una desdichada
blasfemia, pues jamás, nunca, por nada,
decir adiós a mi pasión querría.
 
Porque ella fue mi juventud y siento
que la viví por ella,
¡la juventud que se ha llevado el viento!
 
Pero que yo recuerdo cada día,
como quien por haber visto una estrella,
recuerda al firmamento en que lucía.
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