Cortas las palabras se quedan
cuando mi intento de poesía te anhela.
Una esperanza que se balancea,
cambiante, delirante, suave y adorable.
Eres tan inocentemente inolvidable,
que un beso tuyo podría derribarme.
Esta, mi verdad, es tan transparente al alba, que al recordar tu nombre una sonrisa aparece.
Mi agonía se despide si tu voz me responde.
Por ello déjame quedar en tu tiempo de angustia, de descanso, de silencio,
para que la mañana te traiga con el viento y pueda acurrucarme en ti, mi amor.