Almafuerte

Siete Sonetos Medicinales

             

I. Avanti!

 
Si te postran diez veces, te levantas
otras diez, otras cien, otras quinientas:
no han de ser tus caídas tan violentas
ni tampoco, por ley, han de ser tantas.
 
Con el hambre genial con que las plantas
asimilan el humus avarientas,
deglutiendo el rencor de las afrentas
se formaron los santos y las santas.
 
Obsesión casi asnal, para ser fuerte,
nada más necesita la criatura,
y en cualquier infeliz se me figura
que se mellan los garfios de la suerte...
 
¡Todos los incurables tienen cura
cinco segundos antes de su muerte!
 
             

II. Piu avanti!

 
No te sientas vencido ni aun vencido,
no te sientas esclavo ni aun esclavo;
trémulo de pavor, piénsate bravo,
y acomete feroz, ya malherido.
 
Ten el tesón del clavo enmohecido
que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo;
no la cobarde intrepidez del pavo,
que amaina su plumaje al primer ruido.
 
Procede como Dios, que nunca llora:
o como Lucifer, que nunca reza;
o como el robledal, cuya grandeza
 
precisa del agua y no la implora...
Que muerda y vocifere vengadora,
ya, rodando en el polvo, tu cabeza!
 
             

III. Molto piu avanti!

 
Los que vierten sus lágrimas amantes
sobre las penas que no son sus penas;
los que olvidan el son de sus cadenas,
para limar las de los otros antes;
 
Los que van por el mundo, delirantes,
repartiendo su amor a manos llenas:
caen, bajo el peso de sus obras buenas,
sucios, enfermos, trágicos...! Sobrantes!
 
Ah! Nunca quieras remediar entuertos;
nunca sigas impulsos compasivos!
Ten los garfios del Odio siempre activos,
 
y los ojos del juez siempre despiertos!...
Y al echarte en la caja de los muertos
menosprecia los llantos de los vivos!
 
             

IV. Molto piu avanti ancora!

 
El mundo miserable es un estrado
donde todo es estólido y fingido,
donde cada anfitrión guarda escondido
su verdadero ser, tras el tocado.
 
No digas tu verdad ni al más amado;
no demuestres temor ni al más temido;
no creas que jamás te hayan querido
por más besos de amor que te hayan dado:
 
Mira como la nieve se deslíe
sin que apostrofe al sol su labio yerto;
cómo ansía las nubes el desierto
 
sin que a ninguna su ansiedad confíe...
Trema como el Infierno, pero ríe!
Vive la vida plena, pero muerto!
 
       

V. Moltissimo piu avanti ancora!

 
Si en vez de las estúpidas panteras
y los férreos estúpidos leones,
encerrasen dos flacos mocetones
en esa frágil cárcel de las fieras,
 
no habrían de yacer noches enteras
en el blando pajar de sus colchones,
sin esperanzas ya, sin reacciones,
lo mismo que dos plácidos horteras.
 
Cual Napoleones, pensativos, graves,
no como el tigre sanguinario y maula,
escrutarían palmo a palmo su aula,
 
buscando las rendijas, no las llaves...
Seas el que tú seas ya lo sabes:
a escrutar las rendijas de tu jaula!
 
       

VI. Vera violeta

 
En pos de su nivel se lanza el río
por el gran desnivel de los breñales;
el aire es vendaval, y hay vendavales
por la ley del no fin, del no vacío;
 
la más hermosa espiga del estío
no sueña con el pan en los trigales;
el más dulce panal de los panales
no declaró jamás: yo no soy mío.
 
Y el sol, el padre sol, el raudo foco
que lo fomenta todo en la Natura,
por fecundar los polos no se apura,
 
ni se desvía un ápice tampoco:
¡Todo lo alcanzarás, solemne loco,
siempre que lo permita tu estatura!
 
       

VIII. En La Yapa

 
Como una sola estrella no es el cielo,
ni una gota que salta, el Océano,
ni una falange rígida, la mano,
ni una brizna de paja, el santo suelo:
 
tu gimnasia de jaula no es el vuelo,
el sublime tramonto soberano,
ni nunca podrá ser anhelo humano
tu miserable personal anhelo.
 
Qué saben de lo eterno las esferas?
de las borrascas de la mar, las gotas ?
de puñetazos, las falanges rotas ?
 
de harina y pan, las pajas de las eras?...
¡Detén tus pasos Lógica, no quieras
que se hagan pesimistas los idiotas!
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