Aveces nadie está tan cerca de tu dolor que tu propio corazón, y duele recordar el vacio, duele el abandóno, duele el silencio, duele la agonía de ir muriendo de a poco, con los miedos, con los desechos, que van obstruyendo el paso de la soledad y que se quiere quedar cada día, un poco más.
Los que te querian ya no estan en los recuerdos, los que te olvidaron en algún lugar se encontraron con los que nunca estuvieron, y dicen conocer tu dolor y tu llanto interno. “Que ironía” solo quienes lo viven en carne propia, en la piel misma, podrán cavar hasta lo profundo de un sentimiento, y nadie, nadie más que tú corazón tiene el derecho a cuestionar tu vida porque cuando llueve quien puede ver las goteras de tu techo, es solo quien esta dentro.
Yo conocí muchas gente hamable, que por algúna razón se cruzaron en mi camino, algunos que mucho tengo que agradecer de todo corazón y a otros que dios los bendiga, pero nada cambiará la realidad de los justos, y falsos profetas que dibujan y pintan sus vidas de colores, para que vean lo exterior de su ser mintiéndose así mismos, y me guardo las diferencias de sus incompetentes vidas, para conmigo, pero yo si, vi llover su techo alguna vez y tan dentro, que hasta me moje de espanto. La vida da la oportunidad de cambiar tus fallidos intentos de ser tú, la convicción de un ser mas puro y justo contigo mismo, pero tú y nadie mas que tú, puede cambiar por tí, tú vida, así que intenta volver a empezar sin ocuparte de mi, yo no quiero representantes en la mía.