Sé que te irás,
sé que me vas a abandonar,
y esto me duele tanto,
tanto que no dejo de llorar.
Aunque llore, llore y llore,
cada vez que pienso en el momento
en que tu ausencia me consuma,
no puedo odiarte, no puedo culparte.
Sé que tienes una razón,
una razón completamente válida,
y eso es lo que más me duele:
no poder hacer nada al respecto.
Mi corazón está dividido
entre el deseo de retener tu amor
y el dolor de verte infeliz.
No quiero que me dejes sola
con este amor tan grande,
pero tampoco quiero que te quedes aquí
sufriendo solo para que yo no lo haga.
En este conflicto emocional,
me quedo con el dolor de tu partida,
y la esperanza de que encuentres la felicidad.